CONTEXTO GEOGRÁFICO Y CRONOLÓGICO


Los antiguos mayas vivieron en un área que actualmente se conoce como Mesoamérica, la cual comprende las dos terceras partes del sur de lo que hoy es México, Guatemala, Belice y partes de Honduras y El Salvador.


Mesoamérica es un término que designa una región geográfica así como también un área cultural. Además de la maya, en Mesoamérica se desarrollaron otras culturas, como la olmeca, la zapoteca, la teotihuacana, la mixteca, la tolteca y la mexica o azteca, por mencionar solo algunas.
Todas estas culturas comparten ciertos rasgos, mismos que determinan la denominación de esta área cultural, tales como: la arquitectura piramidal, el juego de pelota, el cultivo del maíz, el uso del cacao como moneda y como bebida, el uso combinado de dos calendarios: uno solar-agrícola y otro ritual de 260 días que se deriva de la combinación de 13 numerales y 20 signos; la elaboración de libros elaborados de corteza de árbol o de piel de venado plegados en forma de biombo, un elaborado sistema ritual, diversos elementos de la religión y la organización social, así como el concepto de un origen común.

Aún antes de los mayas, los zapotecas y los olmecas habían desarrollado un lenguaje simbólico cifrado en pictogramas y elementos iconográficos; mas sin embargo, sólo la cultura maya desarrolló un complejo sistema de escritura con todos los componentes lingüísticos que la definen, lo cual la convierte en la más alta cultura de América. Por tratarse asimismo de un lugar de origen de la agricultura, también en una de las cunas de civilización del planeta, al lado de Mesopotamia, Egipto, India, China y Grecia.

La historia de la antigua cultura maya se divide en tres grandes fases culturales que van del período llamado Preclásico, que data (aproximadamente) del 1500 A.C. al 200 D.C., seguido por el período Clásico, del 200 al 900 D.C. -considerado el de mayor florecimiento y esplendor-, después del cual, Mesoamérica experimenta una fuerte época de transición que se conoce como Epiclásico -época que vió un auge en los intercambios y el surgimiento de nuevos centros políticos-, hasta el período Posclásico que data del 900 D.C. al momento de la conquista por los españoles en 1524. 
Este evento se vio facilitado por la franca decadencia en la que se encontraban tanto las ciudades mayas como sus sociedades, después de siglos de desgastes y pugnas. Esta época por algunos investigadores denominada "Decadente", aparenta ser sólo un vago reflejo de los períodos de grandeza que caracterizaron la época Clásica.Sin embargo, en este tiempo se dieron fenómenos que redundaron en lo político, económico y social que aún no se comprenden plenamente.
Los españoles llegaron a América movidos por el apetito de poder y riqueza, pero ante el despliegue de posibilidades que hallaron y la oportunidad de convertir a los indígenas al catolicismo, la conquista se convirtió en su más trascendental empresa. Estas circunstancias trajeron consigo la destrucción sistemática de ciudades, monumentos, objetos de valor, códices, así como cualquier indicio de cultura. La población se vio severamente diezmada no solo por la violencia sino también por las nuevas enfermedades que trajeron consigo los conquistadores. Los sobrevivientes fueron sometidos y colocados en posiciones de servidumbre y explotación. La conquista, a la manera en que fue llevada a cabo por los españoles -en distinción de la forma inglesa, por ejemplo-, fue no solo de carácter económico y político sino también cultural y espiritual.
A partir de ese momento, el conocimiento ancestral intentó ser erradicado mediante prohibiciones, castigos y aun la muerte. Los rituales y las tradiciones fueron preservados por los grupos del medio rural que poco a poco fueron asimilando las enseñanzas traídas por los colonizadores, y así las costumbres indígenas se mezclaron con las nuevas creencias, originando un sincretismo que a lo largo de cinco siglos ha logrado mantener rasgos de la religión y la cosmovisión de sus antepasados. Muchas veces las ceremonias y las prácticas han perdurado vivas por repetición, sin embargo, el origen y los contenidos parecen haberse diluido con el tiempo. 
La historia anterior a la conquista, quedó sumergida en el pasado y se convirtió, aun para los descendientes de los antiguos mayas, en un gran misterio.
El tiempo y la vegetación cubrieron a las antiguas ciudades y enmudecieron su historia, hasta el siglo XIX en que llegaron los primeros exploradores. Los vestigios que encontraron revelaron la existencia en América de una alta cultura, lo que los llevó a proponer diversas hipótesis para explicarla; hubo quienes pensaron que se trataba de una de las tribus perdidas de Israel asentada en este continente o de una cultura egipcia hermana; aún hoy en día, hay quienes creen que se trata de una civilización extraterrestre.
Los hechos y las evidencias no dejan lugar a dudas de que tanto los orígenes de la cultura maya, como su evolución y su posterior colapso, corresponden a los procesos conocidos por la historia humana mediante los cuales todas las grandes culturas aparecen, se desarrollan hasta alcanzar el máximo florecimiento y luego decaen. 
Así han surgido y desaparecido las civilizaciones que han precedido. El desarrollo de la cultura maya no difiere en modo alguno en relación a otras culturas.
A partir de ese primer contacto con los vestigios de esta civilización, se generó una imagen romántica de su pasado y se pensó que los mayas eran un pueblo conformado por individuos pacíficos interesados solamente en la observación del cielo y el registro del tiempo; sin embargo, el conocimiento que arrojan las investigaciones modernas y el desciframiento de la escritura jeroglífica, nos revela por fin la historia de esta civilización, la vida de sus grandes ciudades y de sus gobernantes. Ahora sabemos que entre ellos prevalecían los mismos intereses que en cualquier otra estructura social jerárquica –que hubiese existido antes o después de los mayas en cualquier parte del orbe– que dieron lugar a guerras y conquistas, donde las clases nobles y de comerciantes disfrutaron de fastuosos lujos, a costa del trabajo de una mayoría campesina y trabajadora, sujeta a una estructura social muy definida y a un complejo sistema de creencias y ritos, que de hecho mantuvo por siglos el funcionamiento de la sociedad y dio lugar a la creación de una magna obra pública que aún es posible admirar.
Sin embargo, los vestigios que actualmente se observan difícilmente dan testimonio de la belleza y la sofisticación de estos monumentos; lo que ahora se alcanza a apreciar representa solamente la “obra negra”, es decir, la estructura interior de los templos y edificios que en su momento estuvieron recubiertos por aplanados, relieves y pinturas de la más fina hechura y alta calidad, mediante los cuales se representaron la cosmovisión y la historia de sus pueblos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario