LA ARQUITECTURA MAYA





La arquitectura que desarrolló la cultura maya desde sus inicios hasta la conquista refleja los cambios dados a través del tiempo y la historia, y que fueron marcados por las relaciones con otras ciudades y regiones así como por las múltiples influencias que recibieron en diversos momentos.

Mesoamérica fue una zona cultural con una gran actividad, fruto de múltiples contactos y en donde se movían enormes riquezas, por lo que se gestaron alianzas y relaciones que convenían a los intereses de quienes ostentaban el poder político, económico y religioso. Resulta a veces difícil concebir la extensa red de comunicaciones, y la intensidad de los contactos, que existió dentro del territorio mesoamericano.
Hay áreas tanto en México como en los países centroamericanos que están ahora menos pobladas que en tiempos prehispánicos.

Tanto en el arte como en la arquitectura, los señores y los artistas usaron un lenguaje simbólico mediante el cual hacían patente su capacidad y su conocimiento, ya se tratara de objetos rituales y decorativos o de obra monumental y arquitectónica.
El poder y la riqueza eran demostrados a través de todos ellos...

“…[L]os mayas generaban el espacio sagrado dentro de sus ciudades mediante el uso de los edificios y la información simbólica que contienen.”
(Schele, Mathews. 1998:14).

Para originar esos espacios e impregnarlos de significado, los antiguos mayas diseñaron sus capitales –verdaderos centros políticos, económicos y ceremoniales– recreando en especial dos mitos principales: los mitos de la creación y los del origen de la civilización.
Estos mitos marcaron las pautas que ordenaron el espacio y las construcciones tanto en las grandes ciudades como Tikal, Palenque y Chich´en Itza, como en sitios de menor importancia. Fueron los olmecas quienes primero introdujeron estos conceptos mas posteriormente fueron empleados por todas las culturas mesoamericanas a lo largo de su historia. 
Cuando los gobernantes mayas planearon y construyeron sus ciudades, estaban recreando los actos que los dioses realizaron al inicio de la creación actual. Y así como los dioses creadores establecieron el centro y dividieron el universo en cuatro partes tal como lo señalan los mitos –acto que en la escritura jeroglífica se lee kan tzuk–, así los constructores de las ciudades concibieron el espacio ritual y sagrado.
El establecimiento del centro es el primer paso en la creación de una obra artística en otras culturas y tiempos, por lo que el simbolismo que se halla en el mito maya registrado en el Popol Vuh y que se materializó en cada una de las ciudades mayas tiene una correspondencia con la realidad.
El cuadrado es pues la figura que determina los cuatro lados, así como también las cuatro esquinas, en donde el centro figura como el punto alrededor del cual todo lo demás gira.

Esta conformación, ya sea en un altar, un templo o una plaza, era considerada un portal, ya que operaba como un “centro”, a través del cual era posible acceder al mundo sobrenatural.

Este centro, en donde se levanta el árbol cósmico que conecta el mundo con el inframundo y el supramundo, se encuentra representado en una variedad de formas a lo largo de Mesoamérica.

Los gobernantes mayas de la época clásica se representaban a sí mismos como los árboles que sostienen al mundo, mediante los cuales se comunican con los ancestros y las divinidades, y mantienen el equilibrio de las fuerzas cósmicas.

“Es el árbol de la acumulación de las fuerzas divinas, lleno de todo lo que se derrama sobre el mundo.”
(Alfredo López Austin. 1994:93-94)

Sin embargo, antes del cuadrado y para determinar el centro, estaba la triada; de la misma forma como las tres piedras del fogón aún actualmente determinan el centro u ombligo de cualquier construcción.
Es por ello que en los sitios más antiguos la distribución de los edificios se da primero de manera trina para posteriormente recibir un cuerpo adicional y conformar el cuadrado. 
La Isla de Cozumel en el Caribe mexicano, representa un ejemplo; la isla toda era considerada un espacio sagrado y así se distribuyeron sus asentamientos.

El patrón que comprende un centro con sus cuatro esquinas se ha llamado “quincunce”, el cual se convirtió en símbolo de todo lo que es sagrado y precioso para todas las culturas mesoamericanas.
Las esquinas asimismo representan los extremos solares en su recorrido anual. 




Además de la distribución, las estructuras cumplían ciertas funciones y hacían patente sus significados mediante los elementos que las decoraban. Así por ejemplo, las estructuras adosadas con cabezas de serpiente se definen como una Montaña-Serpiente, el mítico lugar de origen para los olmecas, como posteriormente lo fue también para los mayas y aún para los mexicas en el Altiplano Central dos mil años después.
Las serpientes simbolizaban la transición entre estados o entre mundos, entre otros muchos significados

La fuerza que revelan las construcciones, aun hoy que son sólo ruinas, se debe en parte a la proporción armónica que guardan. La medida áurea está presente en el arte y la arquitectura mayas, pero también en las más sencillas casas de los campesinos. Esto se debe a que la cuerda que se usaba para medir derivaba del cuerpo humano, el cual, como toda vida en la Naturaleza, presenta esta proporción armónica.
En la visión de los antiguos mayas, así como los dioses habían usado esta medida para demarcar el cosmos, el hombre debía de usarla para crear sus espacios.

“…[U]sar la cuerda hace que sus casas parezcan flores debido a la relación interna inherente a la relación de sus proporciones.”
(Sechele, Mathews. 1998:35).

Además de la distribución y los símbolos que definían la función de las construcciones, los "señores mayas conducían rituales especiales de dedicación para dar vida a sus edificios y para prepararlos para ser usados por los seres humanos y los seres espirituales que ahí residían… Uno de los propósitos de los rituales de dedicación era impregnar el k´ulel, o “fuerza del alma” en los edificios…Esta fuerza se volvía más poderosa con el uso.” (Schele y Mathews, 1998:48)

Por otra parte, los antiguos mayas y otros pueblos mesoamericanos también ubicaron y construyeron sus ciudades y sus edificios en relación a algún rasgo distintivo del paisaje y los orientaron a ciertos puntos dentro de los ciclos solares, especialmente aquellos asociados con la agricultura, aunque también marcaron los ciclos de la Luna y de Venus.
Estas asociaciones entre arquitectura y astronomía es hoy estudiada por la Arqueoastronomía.

Durante el período Clásico –época de mayor florecimiento–, la arquitectura alcanzó su máxima expresión, resultado de un desarrollo que a lo largo de los siglos acumuló conocimiento y tecnología. En la etapa anterior a la conquista española, la arquitectura del área maya en general había dejado de poseer la calidad y la magnificencia de las etapas anteriores; los comerciantes habían llegado a ostentar poder económico y político mas este no se traduciría en refinamiento.



“Para los arqueólogos, la faceta más perturbadora del comportamiento de los acaudalados mercaderes surge en relación a los registros arqueológicos. Una tumba de un mercader, en casi todos los sentidos, es simple, y prácticamente nada de valor acompaña a los cuerpos en el suelo”. (Rathje y Sabloff, 1975:14)

“Así, como parte del modelo hipotético de centro de comercio, no se han de esperar objetos exóticos valiosos convertidos en capital “perdido” o “descartado” en ofrendas y/o tumbas en Cozumel; así como tampoco se ha de esperar una fuerte inversión “colocada” en arquitectura lujosa.” (Rathje y Sabloff, 1975:14)

No hay comentarios:

Publicar un comentario